Soñando despierta, viviendo dormida.

En lo alto de una montaña, cerca de un precipicio que estaba poblado por grandes pinos que tapaban del ardiente sol, una chica de cabellos del color de la propia corteza de los árboles se lamentaba por el tipo de vida que llevaban algunas personas y la mala suerte que concernía a otras.
-Ojalá bajara un ángel del cielo para ayudar a los demás. - Oraba mientras la brisa mecía sus rizos hacia atrás. - ojalá. - respiraba profundamente para que sus pulmones, antes de volver a bajar al poblado del que había venido, se purificaran con la pureza de aquel aire. Emprendió camino de nuevo hacia su tierra sin darse cuenta de algo, unas grandes alas crecían a su espalda. Invisibles a todos, pero visibles a los deseos de las personas.

-Ojalá mis pequeñas perlas se dieran cuenta de que son ellas mismas las custodian de sus destinos. Que yo cumplo deseos de todos, buenos, malos o efímeros, pero que son ellas las que al final, forjan su camino. Mis pequeñas almas, mis pequeños ángeles.